Kate Middleton ha regresado por todo lo alto al escenario institucional protagonizando un momento histórico en la cena de Estado celebrada en el castillo de Windsor en honor al presidente francés Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte. La Princesa de Gales deslumbró con la tiara Cambridge Lover's Knot, la favorita de Diana de Gales. Esta joya, símbolo de linaje, pertenencia y responsabilidad, no fue una elección casual: se trata de una pieza que habla por sí sola del peso que Kate representa dentro de la familia real.
Para la ocasión, Kate optó por un vestido de seda rojo diseñado por Sarah Burton para Givenchy, un gesto que vuelve a conectar con los orígenes de su imagen institucional, ya que la misma diseñadora fue responsable de su icónico vestido de novia cuando lideraba la dirección creativa de Alexander McQueen. Acompañó el estilismo con los pendientes Greville, fabricados entre 1918 y 1929 por Cartier, reliquias que pertenecieron a la reina madre y que ahora Kate hace suyos.
Más allá del estilismo, la aparición de Kate estuvo cargada de condecoraciones de alto nivel. Por primera vez lució la medalla de la Orden de la Familia Real de Carlos III, una distinción que el monarca ha comenzado a otorgar recientemente a las mujeres de su familia. Sumó además la gran cruz de la Orden Victoriana que Isabel II le concedió en 2019 y el rosetón de gran oficial de la Orden Nacional del Mérito francesa.
Un banquete a la altura del momento
La cena de gala, celebrada en el imponente Saint George's Hall, reunió a figuras destacadas del mundo de la cultura, el deporte y la política, como Elton John, Mick Jagger, la futbolista Mary Earps o el cantante Mika. La decoración del salón, con una mesa de 50 metros sin mantelería blanca para realzar la madera pulida, centros florales con flores de temporada de los jardines de Buckingham y Windsor, y candelabros de plata, fue perfecta para la velada. El menú, creado junto al chef francés Raymond Blanc, incluyó un cóctel bautizado como L'Entente.

La reaparición de Kate Middleton en un evento de esta magnitud es más que una vuelta simbólica: es una declaración de intenciones. Tras meses alejados de la vida pública debido a su tratamiento contra el cáncer, tanto ella como el Rey Carlos III comienzan a retomar, poco a poco, sus agendas oficiales. Pero mientras el monarca dosifica sus actos, Kate vuelve a estar en el foco mediático la Princesa de Gales ha demostrado que sigue siendo la gran joya de la Corona.