La Princesa Joséphine de Bélgica, sobrina del Rey Felipe de los Belgas e hija de la Princesa Delphine, vivió recientemente una de las noches más traumáticas de su vida. Lo que comenzó como una celebración por el fin de sus estudios terminó en una violenta pelea homófoba. La joven, junto a sus compañeros de la Universidad de Leiden, había alquilado una discoteca en La Haya para despedirse tres años de esfuerzo y compañerismo. Sin embargo, la velada se convirtió en una auténtica pesadilla cuando un grupo de desconocidos irrumpió en el local con una actitud agresiva y claramente intencionada.
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Alberto y Paola de Bélgica, Delphine de Bélgica y James O'Hare y sus hijos Josephine y OscarSegún ha relatado la Princesa Delphine, madre de Joséphine, los atacantes, jóvenes altos, vestidos de forma elegante y aparentemente pertenecientes a familias acomodadas, comenzaron a mostrar comportamientos hostiles desde el primer momento. Todo empeoró cuando uno de los estudiantes homosexuales fue seguido hasta el baño y agredido brutalmente. El joven quedó gravemente herido y, al percatarse de la situación, sus compañeros acudieron en su ayuda. Fue entonces cuando estalló una pelea masiva en la que muchos acabaron heridos.
La experiencia ha dejado una huella profunda en la Princesa Joséphine, quien, según su madre, "sigue llorando" al recordar la escena. El impacto emocional de ver a sus amigos heridos, algunos con costillas rotas y hematomas visibles, y de haber vivido una situación de violencia injustificada en un entorno que debía ser de celebración, le ha marcado profundamente. Lo más doloroso para ella es saber que aquella era la última noche que compartirían todos juntos antes de empezar caminos distintos.
El silencio del local y las acusaciones de encubrimiento
Lo que ha generado aún más indignación en la Familia Real Belga son las sospechas de encubrimiento por parte del establecimiento. Según denuncia la Princesa Delphine, los responsables de la discoteca intentaron silenciar lo ocurrido ofreciendo a la universidad un reembolso simbólico de las entradas, de apenas cinco euros. La familia considera este gesto como una forma de desviar la atención, en lugar de colaborar activamente con la identificación y detención de los agresores. Hasta el momento, ningún responsable ha sido identificado, y las víctimas sienten que las autoridades no están actuando de la mejor manera.
La Familia Real Belga en el homenaje a los miembros fallecidos de la Familia Real BelgaA pesar del dolor, tanto la Princesa como sus compañeros han encontrado consuelo en su valentía. "Tenemos ojos morados, no podemos respirar por las costillas rotas, pero estamos orgullosos de haber luchado por nuestro amigo ", se dicen entre ellos, según relató la Princesa Delphine. La Princesa Joséphine, testigo directo de la agresión, se ha convertido sin querer en símbolo de resistencia y de la necesidad de seguir denunciando la homofobia.
