Una vida de servicio y de compromiso
María Teresa de Luxembugo confesó que se dio cuenta de que enamorarse de un príncipe era todo un problema por lo que implicaba, pero que no pudo evitar acabar enamorándose como lo hizo del que entonces era Gran Duque Heredero. Recordó que pertenecer a una Familia Real supone una responsabilidad e implica renuncias: "Pertenecer a una Familia Real es una responsabilidad especial. Renuncias a tu libertad, es una vida de compromiso con tu país y por supuesto de servicio. Tienes que estar ahí para la gente sin quejarte.
"Tendemos a dar la impresión de que pertenecer a una Familia Real es solo alfombras rojas, tiaras y cosas bonitas. Pero puedo decirte que llevar una tiara en la cabeza durante cinco horas en una cena de Estado puede darte un serio dolor de cabeza. Ese también es el otro lado", confesó la consorte real, que al ser preguntada por todo lo que ha pasado con los Duques de Sussex señaló que aunque pueda ser triste, no puede juzgarlo.
Lo que sí valora es cómo su posición le permite ayudar a los demás, algo que ya había aprendido dentro de su propia familia, los Mestre Batista. Sin embargo, al mismo tiempo reconoce que no siempre puede hacer todo lo que le gustaría o que no siempre puedes hacer lo que más te gusta o te interesa: "Cuando te enfrentas a una situación que tienes que hacer pero no quieres, bueno, no vas a denunciar este sistema al que perteneces porque has tenido la suerte de entrar en él cuando te has casado", añadió la Gran Duquesa de Luxemburgo, que da gracias por su posición y por la familia que ha creado junto a Enrique de Luxemburgo.