Galería: Corinna en imágenes
Según el testimonio de Corinna Larsen, la relación con el entonces Rey Juan Carlos I no fue fugaz "Fue un flechazo", relata la empresaria alemana. El Rey Emérito, al parecer, no tardó en mostrarse completamente entregado. " Era capaz de llamarme veinte veces al día ", afirma ella en declaraciones rescatadas por Pilar Eyre. Las muestras de afecto eran constantes: la llamaba "mi ángel", "mi vida", "te deseo", y no dudaba en hacerle partícipe de todos los aspectos de su vida, desde la intimidad personal hasta los negocios. Corinna asegura que el Rey Juan Carlos llegó a cambiar sus hábitos por ella: se alejó de sus amigos, redujo el contacto con su familia e incluso evitó compromisos institucionales.
Uno de los elementos más impactantes del relato es el volumen de correspondencia que el Rey emérito habría mandado a Corinna: "decenas, cientos de cartas y postales", según detalla Eyre, en las que Juan Carlos le expresaba su amor con frases como " cuento las horas y los segundos para estar contigo ", o "eres mía y solo mía". En junio de 2005, cuando apenas llevaban un año de relación, el entonces Rey de España fue aun más allá: le pidió matrimonio. "Dime, ¿te quieres casar conmigo?", le dijo una noche. Ella pensó que bromeaba, pero él insistió: "Te lo pregunto en serio, dime que sí y mañana mismo lo empiezo a preparar todo ". Corinna, perpleja, mencionó la existencia de la Reina Sofía, pero él respondió con determinación: " Será difícil, costará tiempo, pero lo conseguiré. No hay nada que anhele tanto como que seas mi mujer".
El aparente cuento de hadas se vio interrumpido el día que la Reina Sofía los descubrió juntos en Zarzuela. El Rey había invitado a Corinna aprovechando la ausencia de su esposa, pero Doña Sofía apareció sin previo aviso. "Lo hizo expresamente para pillarnos", relata Larsen, que asegura que Doña Sofía la señaló con el dedo y le dijo en inglés: "Sé perfectamente quién eres". Posteriormente, Juan Carlos le pidió disculpas y justificó su comportamiento diciendo que ya no eran marido y mujer desde hacía años. No obstante, fue a partir de ese momento cuando la relación entre el Emérito y Corinna se trasladó a espacios más discretos. " Él adoraba a mi hijo Alexander y decía que le dejaría algo en su testamento ", recuerda.
Juan Carlos I habría desarrollado una relación cercana con el hijo de Corinna, Alexander, al que trataba como a un hijo propio. Incluso prometió ocuparse de su bienestar futuro. La empresaria cuenta que, en el cumpleaños número 70 de Juan Carlos de Borbón, quiso sorprenderlo con algo único: encargó siete esculturas de plata de elefantes talladas a mano por un orfebre de Zimbabue. "Dijo que se las dejaría a Alexander en herencia", asegura Larsen. Además, Juan Carlos viajó hasta Alemania para pedir su mano al padre de Corinna. "No quería que pensara que yo era solo su amante", afirma. " Aquella noche nos amamos como nunca, fue uno de los días más felices de mi vida", confiesa.
Elefantes, escándalos y el fin de la historia
Pero todo cambió en abril de 2012. El Rey, de viaje en Botsuana acompañado de Corinna, sufrió una caída que le fracturó la cadera mientras cazaba elefantes. El incidente, ocurrido en plena crisis económica en España, desencadenó una tormenta política y mediática. Por primera vez, el monarca se vio obligado a pedir perdón públicamente. Aquel safari marcó el punto final de la relación con Corinna. Lo que había sido una historia de pasión, promesas y lujo, terminó salpicada por escándalos financieros, investigaciones judiciales y una demanda de acoso presentada por Corinna contra el Emérito por presunta vigilancia ilegal por parte del CNI, que finalmente fue desestimada en 2023.