Kiko Rivera comparte un abrazo con Guillermo en el cumpleaños de su hija: "Denota madurez"

Kiko Rivera parece haber rectificado y ha aprovechado el cumpleaños de una de sus hijas para dar un paso más hacia la cordialidad con su exmujer, Irene Rosales. Y es que, tal y como revela la portada de Diez Minutos, Kiko y Guillermo, actual pareja de Irene, habrían compartido un cariñoso abrazo con el que buscarían demostrar que existe una relación respetuosa entre ambos.

Portada de la revista Diez Minutos | Fotografía: Telecinco

El encuentro tuvo lugar durante la celebración del décimo cumpleaños de Ana, la hija mayor que Kiko e Irene tienen en común. A la salida del evento, las cámaras captaron el momento en el que el DJ y el empresario sevillano se saludaban de manera cercana y distendida, una imagen que ha sorprendido a muchos tras los meses de tensión que siguieron a la separación de la pareja.

Este gesto cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que, en el pasado, el hijo de Isabel Pantoja llegó a mostrarse incómodo con la nueva relación de su exmujer. En varias ocasiones expresó públicamente que la aparición de Guillermo en la vida de Irene había sido rápida y no le "cuadraban las fechas", algo que generó cierto revuelo mediático. Sin embargo, la actitud mostrada ahora parece indicar un cambio de postura y una mayor disposición a mantener un clima de paz.

Los motivos de este repentino cambio

Según apuntan fuentes cercanas al entorno familiar, ambos habrían coincidido en la importancia de priorizar el bienestar de las niñas por encima de cualquier diferencia personal. El abrazo captado por la revista no habría sido un gesto aislado, sino parte de una conversación tranquila y educada, en la que ambos demostraron estar centrados en la estabilidad familiar: "Se les ve a hablar en muchas fotos a los dos solos".

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Aunque ninguno de los protagonistas ha hecho declaraciones públicas al respecto, esta imagen ha sido interpretada como un avance significativo en la relación entre Kiko Rivera y Guillermo. Un paso que refleja madurez y que deja entrever que, pese a la ruptura, todos los implicados ahora están dispuestos a mantener una convivencia cordial por el bien de las niñas.