Después de muchos rumores, finalmente se confirmó lo que muchos ya sospechaban: Katy Perry y Orlando Bloom han decidido separarse. Después de casi diez años juntos y de ser padres de Daisy Dove, han decidido tomar caminos distintos. Una persona cercana a la pareja contó a Us Weekly que "Katy y Orlando se han separado, pero siguen siendo amigos". Aunque la cantante está "disgustada", también se siente aliviada por no tener que pasar por "otro divorcio, que fue lo peor que vivió".
Según esta misma fuente, la relación llevaba un tiempo complicada y "la ruptura era algo que se veía venir". Katy está ahora de gira con su tour 'Lifetimes' y se mantiene ocupada para sobrellevar esta etapa, incluso está alquilando la mansión que tenían pensado convertir en su hogar en California. " Desde que Katy empezó la gira, han estado viviendo separados ", dijeron.
Quienes los conocen dicen que, poco a poco, se fueron distanciando y viviendo vidas separadas. "Ya no comparten la misma vida, se han alejado mucho", comentan, y añaden que "todos a su alrededor sabían que la relación no estaba bien desde hace tiempo". Orlando intentó mantener todo en privado, pero la realidad terminó saliendo a la luz. " Katy ha estado muy centrada en su trabajo y la distancia generó mucha tensión ", explicó la fuente.
Otro detalle llamativo es que, aunque estuvieron comprometidos seis años, " nunca pusieron fecha para la boda ni comenzaron a planearla ". De hecho, Katy confesó en Instagram que se esforzaban "continuamente" para cuidar su relación, aunque trataran de llevarla lo más privada posible.
El detonante de la ruptura
Una de las causas más recientes que agravó las cosas fue el viaje al espacio de Katy. Orlando no compartió su emoción y calificó la aventura como "vergonzosa y ridícula". Ese gesto dolió mucho a la cantante y ahora, mientras Orlando se prepara para asistir a la boda de Jeff Bezos en Venecia, Katy sigue de gira por Australia.