Según ha relatado Ivet Playà en un extenso testimonio difundido en TikTok, todo comenzó en 2015, cuando ella tenía apenas 18 años y Alejandro Sanz, 49. La joven, fan del artista desde la adolescencia, recuerda cómo el cantante comenzó a seguirla en redes sociales, a comentar sus publicaciones y a establecer un contacto directo que, en aquel momento, interpretó como una señal de conexión con su ídolo. "Yo alucinaba con que alguien tan famoso y querido me prestara atención", confiesa. Sin embargo, lo que en un inicio fue una historia de ilusión, rápidamente giro hacia una dinámica marcada por el abuso de poder y la diferencia de edad: "Yo era una niña, y él lo sabía".
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— Ivet Playà ? (@ivet_playa) June 15, 2025
A medida que su vínculo con el artista se consolidaba, Playà asegura que todo se fue intensificando. A los 22 años, dejó su hogar en Barcelona para mudarse a Madrid, tras ser supuestamente contratada por el propio Alejandro Sanz para trabajar con él. En ese contexto, la relación pasó del terreno profesional al personal y luego al íntimo. " Se convirtió en algo sexual, y yo creía estar viviendo un sueño", explica. Según afirma, durante esa etapa comenzaron a espiarse sus conversaciones privadas, lo que le generó miedo e incomodidad. "Todo se volvió muy turbio. Yo, al menos, no tenía nada que esconder, pero no sabía quién estaba al otro lado leyendo lo más íntimo de mí", explica.
La joven explica cómo se sintió completamente utilizada y manipulada. "Me siento sucia porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi más absoluta e íntegra intimidad", confiesa. Además, asegura que el cantante cruzó límites no solo personales, sino también éticos: " Sus acciones traspasaron cualquier frontera de lo que considero moral y humano ".

Una reciente entrevista de Alejandro Sanz, en la que el propio cantante aseguraba que es "peligroso" y que "se lleva a gente por delante", fue el punto de inflexión que motivó a Ivet a romper su silencio: "Cuando lo escuché decir eso, sentí que hablaba de mí", afirma. Según ella, el artista ha construido una realidad paralela en la que se cree intocable, protegido por un entorno que le consiente todo. " Vive en una burbuja donde nadie le planta cara, y eso lo hace muy peligroso ", explica. La joven incluso advierte que su caso podría no ser el único, aunque aclara que en su situación no hubo ningún contrato de confidencialidad, lo que le permite hablar públicamente "con responsabilidad moral".
"Ahora yo": el cierre de un ciclo
Ivet reconoce que ya no es aquella fan que se recorría España para ver a su ídolo ni aquella joven que dejó todo por un sueño. "La Ivet de hoy sabe lo que es un vínculo sano, proporcional y recíproco", declara. Explica que compartir su historia le ayuda a cerrar una etapa y a pasar página. "¿Y ahora qué? Ahora la verdad. Ahora yo", concluye con fuerza.