Luis Miguel no ha querido perderse uno de los días más felices de la vida de su hija y ha viajado en un vuelo privado desde Miami, haciendo un parón en su carrera musical y dejando a un lado su gira de conciertos. Además, según ha confirmado en exclusiva la revista latina Quien, el artista ha sido el encargado de llevar a su hija al altar durante la segunda parte del recorrido, puesto que en la primera parte la novia caminó junto a su madre, Stephanie Salas.
Además de este gesto tan emotivo, el intérprete ha querido ser generoso con su hija y hacerle uno de los mejores regalos en el día de su boda. Luis Miguel ha agasajado a Michelle Salas con un conjunto de joyas de la prestigiosa firma italiana Buccellati, concretamente un juego de pendientes de oro y diamantes y unos gemelos también de oro y diamantes. Eso sí, Luis Miguel ni cantó ni bailó durante la boda, sino que prefirió dejar todo el protagonismo a su hija.
Un 'dress code' muy exigente
La celebración del enlace ha durado tres días y los invitados han tenido que obedecer a una serie de normas impuestas por la pareja, como el adiós a los teléfonos móviles y un código de vestimenta muy estricto. Para la preboda, las mujeres no podían llevar vestidos largos ni brillos y los hombres debían lucir colores suaves; para la ceremonia, las mujeres tenían que ir de largo y los hombres de smoking; para el último día, todos los invitados debían lucir colores pasteles en sus looks.
En cuanto a los novios, Michelle Salas ha lucido un increíble vestido plagado de encaje de manga larga con corpiño incluido, firmado por la prestigiosa marca de Dolce & Gabbana. Por su parte, Danilo Díaz ha optado por un elegante esmoquin color gris, también de Dolce & Gabbana. Y para darle el toque, no podía faltar la oramentación floral de la ceremonia con centros en tonos blancos, a juego con el ramo de la novia.