'El programa de Ana Rosa' ha obtenido en exclusiva el informe toxicológico practicado a Paloma Lago tras su denuncia por presunta agresión sexual, y los resultados no muestran indicios de sustancias tóxicas en su organismo. Este resultado ha generado dudas sobre la posible sumisión química que se sospechaba inicialmente. Según explicó en el mismo programa el psiquiatra forense y toxicólogo José Cabrera, desde una perspectiva científica, " no tiene ni pies ni cabeza hablar de sumisión química si no hay una prueba biológica que lo avale ". Aun así, este resultado no cierra el caso, ya que la justicia continúa evaluando las pruebas y testimonios disponibles.

La denuncia de Paloma Lago fue presentada el 31 de diciembre de 2024, pocos días después de que su sobrino, vecino pared con pared, la encontrara desorientada y con poca ropa en su domicilio de Ferrol. Ante la confusión del momento, el joven alertó a los servicios de emergencia. A su llegada, los agentes policiales y sanitarios encontraron también a Alfonso Villares dentro de la vivienda. Aunque en ese momento Lago no quiso subirse a la ambulancia, acabó trasladándose por su cuenta al hospital, donde se activó el protocolo habitual para víctimas de violencia sexual y se realizaron las pruebas toxicológicas.
En el momento en que comenzaron las investigaciones, Alfonso Villares aún ejercía como consejero de la Xunta de Galicia, por lo que contaba con aforamiento. Esta condición jurídica impidió que se realizaran diligencias clave, como registrar su vivienda o acceder a su teléfono móvil. No fue hasta su dimisión posterior cuando perdió dicho privilegio, lo que permitía continuar con el procedimiento, sea juzgado por un tribunal ordinario.
Testimonio firme pese a las dudas
Aunque los resultados toxicológicos no arrojan pruebas materiales de sumisión química, la investigación se mantiene abierta. La presentadora ha sostenido desde el principio que fue víctima de una agresión sexual, y su relato se mantiene sin contradicciones. Según fuentes cercanas a la víctima citadas por diversos programas de televisión, Lago no ha modificado su versión en ningún momento. La sensación general es de desconcierto, y los allegados admiten que "hay muchas cosas que aún no se entienden".
El hecho de que el presunto agresor fuera un alto cargo institucional y que la víctima sea una figura conocida del panorama televisivo ha contribuido a que el caso se mantenga en el foco mediático. La opinión pública sigue dividida entre quienes consideran que el informe toxicológico descarta de facto la agresión y quienes subrayan la necesidad de no deslegitimar un testimonio por la falta de pruebas materiales. Por ahora, el caso sigue su curso sin una resolución clara, mientras aumenta la presión social y mediática en torno a una de las denuncias más comentadas de los últimos meses.