Ana María Vázquez, madre de Antonio Montero, fallecía el pasado sábado 28 de marzo, a causa del alzheimer que padecía hace ya diecisiete años. Después de ese fatídico día, el colaborador ha vuelto a sentarse en 'Sálvame' para contar cómo lo está llevando y cómo ha podido despedirse de ella pues, cabe recordar, que en España está decretado el Estado de Alarma que prohíbe salir para las cosas que no sean estrictamente necesarias y además están prohibidos todos los actos multitudinarios incluidos los funerales.
Antonio Montero ha querido dejar muy claro que el alzheimer se trata de una enfermedad " terrorífica " y que espera que pronto la investigación pueda paliarla en la mayor medida posible pues piensa que es la enfermedad más dura que existe. El colaborador siempre se ha caracterizado por ser una persona muy positiva y a esto también ha querido buscarle el lado bueno admitiendo que le ha servido para estar más unido a su familia y ver la completa dedicación que le ha ofrecido su padre a su madre durante todos estos años.

"Ha fallecido en casa de mi padre. Gracias a Dios han vivido juntos hasta este momento", ha empezado diciendo admitiendo que su padre, aunque tenga 91 años, está muy bien, sigue conduciendo e iba cada día a hacer la compra para ella. " Ha servido para demostrar lo que es el amor. Se ha pasado los últimos años de su mano ", también ha confesado que durante toda esta semana el viudo ha tenido la oportunidad de prepararse para el fatal desenlace.
El momento más emotivo
Además ha querido agradecer la suerte que han tenido por tener el domicilio familiar donde lo tienen y de esa manera haber podido despedirse de su madre, desde la distancia, pero juntos: " Hemos tenido la oportunidad de despedirnos de ella desde el jardín, viéndola por la ventana, sin entrar en casa, hablando con mi padre a través de una puerta y sin tocarnos entre nosotros", ha continuado confesando que solo fueron los hijos.

También ha querido recordar la situación tan desgarradora que está viviendo España pues tanto el SUMA como la funeraria se encontraban desbordados por la crisis que ha desencadenado el coronavirus: " Gracias a Dios en mi casa somos muy positivos e hicimos las cosas muy bien. Cuando ya se llevaron a mi madre salimos a la carretera y espontáneamente uno de mis hermanos empezó a aplaudir y vimos como se iba", ha terminado el relato confirmando que ahora solo pueden esperar para poder incinerarla pero que eso "ya le da igual".