Anita Williams ha vivido uno de los momentos más especiales de su paso por 'Supervivientes': la esperada videollamada con su hijo. Esta emotiva recompensa llegó tras una dura decisión que tomó durante la mesa de las tentaciones, donde aceptó cortarse 45 centímetros de su melena a cambio de una enorme lasaña y, sobre todo, la posibilidad de escuchar la voz de su hijo tras más de 90 días sin contacto.
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Anita se emociona al ver a su hijo l Foto: Telecinco.esEl anuncio llegó en forma de pergamino a playas de Honduras con la noticia que Anita tanto deseaba: "Anita, tras asumir la difícil penitencia de cortarte el pelo, hoy disfrutarás de la recompensa. Podrás mantener una videollamada con tu hijo. Espero que te dé la energía que necesitas para afrontar la recta final ". Sus compañeros no dudaron en aplaudir este momento que consideraron "muy merecido" por el esfuerzo y sacrificio de la catalana.
Anita se emocionó al momento y levantó corriendo el teléfono entre lágrimas y con una sonrisa al ver a su hijo en la pantalla. " ¡Hola, mi amor! Mi vida, ¿cómo estás? ¡Qué grande! Quedan poquitos días para que vaya la mamá, que está trabajando", le decía mientras trataba de contener la emoción. Aunque los espectadores no podían oír la voz del pequeño, ella se encargó de repetir sus palabras con alegría.
Anita ve a su hijo a las puertas de la final l Foto: Telecinco.esEl niño, muy pendiente del concurso, demostró no haberse perdido detalle. Le preguntó por su famoso salto desde el helicóptero y hasta mencionó el "moco de Montoya", lo que provocó la risa de la concursante. Anita, emocionada, le respondía entre lágrimas: "Campeón tú, que eres un campeón. Eres el niño más guapo y campeón del mundo entero. Te amo y te quiero ".
La emoción de Anita al hablar con su hijo
Al terminar la videollamada, Anita no pudo evitar derrumbarse. Sin embargo, minutos después regresó con sus compañeros llena de fuerza y con una sonrisa. "Madre mía, ¿cómo no va a merecer la pena? Me hubiera rapado como Damián y hasta las cejas, vamos ", dijo entre risas, dejando claro que, por un instante como ese, cualquier sacrificio había valido la pena.
