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A mediados de la década de los 90, algunos científicos australianos empezaron a observar pequeños tumores faciales en el rostro de los demonios de Tasmania. En los resultados de las investigaciones se llegó a la conclusión de que estas criaturas podían trasmitir la denominada enfermedad de tumores faciales a través de mordeduras.
Desde entonces, el cáncer ha acabado con el 80% de estos animales, por ello, el Gobierno australiano lanzó un plan en 2003 para mantener a la especie que consistía en apartar a los individuos sanos de los infectados para que de este modo se pudiera preservar la especie, tal y como asegura el biólogo Stofer: " Nuestro estudio podría ayudar a seleccionar los animales para cría, en función de sus genotipos (sus genes) aparentemente ventajosos".
Demonio de TasmaniaTambién, este biólogo que se encuentra investigando con otros científicos de la Universidad Estatal de Washington, piensa que todavía hay esperanza, ya que muchos de estos animales están desarrollando una especie de resistencia genética a este cáncer, aunque asegura que es difícil saber el número de ellos que son: "En este momento es difícil decir qué porcentaje de la población es resistente al cáncer".
Datos contundentes
Sin embargo, otros estudios como los publicado en la revista científica Nature Communications son contundentes: "Hemos observado una rápida evolución en respuesta a la aparición de la enfermedad. Varios análisis estadísticos muestran que ha habido aumentos impresionantes en la frecuencia de ciertas variantes genéticas en siete genes de dos pequeñas regiones genómicas".