INDIGNADA

Vega reflexiona sobre la irresponsabilidad de la sociedad frente al coronavirus contando las secuelas que padece

La cantante ha querido compartir sus pensamientos frente a la crisis sanitaria del coronavirus invitando a la concienciación ciudadana.

Tamara García Copado 18 Noviembre 2020 en Bekia

Vega es una de las tantas y tantísimas personas que se ha contagiado de coronavirus y ahora ha hablado de todas las secuelas que ha creado en su vida y que padece en su día a día, entre ellas la importante caída de cabello. La cantante lo ha confesado a través de su cuenta de Instagram a todos sus seguidores y aunque en este texto habla sobre todo de cómo se encuentra, lo que quiera hacer es poner el foco en la importancia de la transmisión del virus sin control. De esta manera quiere que exista un sentido de comunidad para que todos seamos más solidarios y podamos controlar este virus cuanto antes.

La cantante ha subido una foto en la que aparece tal cuál es, de una manera bastante natural y haciendo alusión a que de un tiempo a esta parte no comparte tantas imágenes de su rostro. Su texto, muy reflexivo y con el que se han identificado algunas personas, comienza de la siguiente manera: "Nota a los medios que se hacen eco de este post entre miles - el drama no son mis secuelas, sino la falta de sentido de COMUNIDAD que contribuye a la expansión de un virus que deja secuelas a todos. Aclaro por poner el foco donde nos merecemos todos. Gracias".

Para introducir un poco más su historia ha seguido diciendo: "He concluido que se me ha olvidado mi cara de #selfish, que a penas comparto mi cara en las redes salvo que tenga algo que decir. Salvo hoy. Que tengo tan poco que decir como mi foto. Quizás este ejercicio de vanidad me secuestre el gesto serio, o la pregunta que a su vez me roba el sueño: quienes somos llegados a este punto y sobre todo, en qué me he convertido. Yo. Esa detrás de la foto".

En cuanto a las secuelas que le ha dejado el virus, ha contado: "Hace un mes me diagnosticaron una alopecia, secuela de covid. La estoy tratando a ver si hay suerte. Mi espalda esta dolorida, todos los días, a partir de la media tarde me cuesta aguantar el tipo, a veces falta el aire y las migrañas se suceden danzando despreocupadas. Ellas nunca se confinaron. De ahí la vanidad de una foto con pelo mientras dure. No me asusta, ya me vi rapada al cero por voluntad. Sea como fuere mi cabeza seguirá igual de redonda, igual de terca, igual de obstinada, igual de tierna, igual de fría, igual de llena que a fin de cuentas es lo que más me importa. ¿O no? ¿O quizás sea algo que me repito a diario para mirar a otro lado? Para no ser la loca que mira mal y perjura en silencio cuando ve una mascarilla mal puesta, adolescentes y no tan afolescentes obviando no solo una normativa que todos nos esforzamos en cumplir, sino el sentido común y y empático".

Entre la posible culpabilidad que a veces le aborda también tiene una solución, por eso ha añadido: "Hay días que me hablo sola y me repito 'no seas la cascarrabias que gruñe por todo', 'la gente tiene que vivir para no morir en vida", '¿a caso tu misma estás bien en tu encierro absoluto 100% voluntario?' No no estoy bien. A diario paso por un parque infantil cerrado al paso con cintas de policia, donde muchos adolescentes se sientan a charlar en la valla que lo franquea con la mascarilla colgando de una oreja. Sus batallitas. Los miro y me digo "tu con su edad...". Y la verdad es que no. Yo con su edad estoy segura de que he hecho más el animal que todos ellos juntos. Pero yo con su edad tenía una cosa tremendamente clara. Lo prioritario. El respeto por los demás, la empatía y que lo mas preciado que uno tiene es su familia, sus vidas, su vida. Para entonces ya he llegado casa. Me cepillo la cabeza y entonces me repito ese "No, yo con su edad no" mientras limpio del cepillo la amalgama de otros cabellos que me dijeron adiós. Mientras pienso en cada negocio cerrado, cada autónomo agonizando, la hostelería, la cultura y en adelante muchos otros cayendo al pozo del olvido. Esa actitud le quita la vida a los más vulnerables (y a los que no.. nos deja secuelas jodidísimas), y vuelve totalmente vulnerables a los que quedan con vida".

Es evidente su enfado por las circunstancias que, a su juicio, se dan por la irresponsabilidad y la idiotez, reflexionando de esta manera: "Y cometo el error de poner el telediario y ver todos los dramas que suceden. El peor de todos: ver que los idiotas, los imprudentes, los egoístas, los despiadados... CRECEN se hacen ADULTOS y siguen siendo igual de idiotas. No hemos llegado a este punto solo por las buenas/malas acertadas/desacertadas decisiones de todos los que nos gobiernan nacional y regionalmente. Hemos llegado a este punto por que la tasa de idiotez en cada país indica que la estulticia es el único recurso inagotable del planeta. No hay sentido de la comunidad, ni ganas de que lo haya. Una sociedad fragmentada es individualista, carente de todo, y solo atiende al interés propio, que son tantos como individuos haya, y por tanto imposibles de conciliar en una comunidad. Y esto no es una secuela de covid, es una secuela de años y años perdiendo el tiempo en fragmentarnos y pensar que sólo nosotros y los que piensan como nosotros ostentan la verdad y la razón".

Indignada con la sociedad

Y con la conciencia tranquila, ha concluido: "Por eso sigo andando callada, dejando que cada uno hago acopio de su libertad para ser mejor persona y mejor ciudadano. Lo hago porque voy a seguir llegando puntual a mi cita con mi conciencia, esa que a pesar de estar cansada, dolorida, aislada de los amigos, con sus mayores lejos... jamás verá impasible cada muerto que suma a la cifra diaria de fallecidos. Esa soy yo ahora. La que ya no sabe que pensar y camina ausente. Ausente pero decidida, porque encontraré la forma de volver a vivir. Tengo esa determinación a sobrevivir a todo lo que me planta cara. Cosas de reinas de carne y raspa. Cuidaos mucho. Sensatez, vivid y dejad vivir, que no es poco".