Desde casi el principio del caso de Edwin Arrieta se supo que envió dinero a Daniel Sancho, pero ahora se ha detallado que lo habría hecho hasta en siete ocasiones solo unos meses antes de su presunto asesinato en Tailandia. Se ha podido saber también que lo transfirió desde Santiago de Chile, donde el cirujano tenía una clínica, y utilizó una plataforma de envío internacional.
Edwin Arrieta | Redes socialesHa sido el medio 20 Minutos el que ha conseguido los resguardos de estas transferencias, unos documentos facilitados por fuentes cercanas a Arrieta en Chile. Así se confirma lo que la familia de él ha dicho desde el primer momento, que le pasó a Daniel Sancho importantes sumas de dinero.
La primera de esas siete transferencias se realizó el 5 de diciembre de 2022. En el remitente aparece el nombre de Edwin Arrieta y como beneficiario figura Daniel Sancho, y le envió unos 1.000 euros al cambio. Este dinero lo recibió en un locutorio ubicado en el centro comercial La Vaguada, en el barrio de El Pilar de Madrid.
Daniel Sancho | InstagramEl resto de transferencias se hicieron de la misma manera, es decir, desde Chile a España. Sancho siempre recibió ese dinero en el mismo locutorio, excepto en una ocasión, en la que lo recibió en una oficina de Trans Fast, situada en la calle Almansa de la capital española. El 28 de diciembre de 2022 recibió 500 euros, también en enero recibió otros 1.000 euros; el 1 de febrero recibió 1.017 euros, el 20 de febrero recibió 500 euros, y e 4 de marzo otros 600 euros.
El móvil de asesinato
En cuatro de las transferencias el remitente es Arrieta, pero en las restantes figura un empleado del cirujano de su clínica de Santiago de Chile. La familia de la víctima ha apuntado en todo momento que creen que el móvil económico fue la causa de su asesinato. Tres amigos colombianos del cirujano ya contaron al medio 20 Minutos que había sacado del banco una cantidad de dinero importante para pagarle a Daniel Sancho el restaurante que quería montar, y él al parecer no le quería devolver el dinero.
