Joaquín Torres y Raúl Prieto lograron construir una vida en común llena de momentos mediáticos y proyectos vitales, hasta que la realidad, con sus difíciles pruebas, se impuso. Ambos, cansados de luchar contra circunstancias que poco a poco desgastaban el vínculo, han decidido que la separación es la mejor opción para su bienestar.
A lo largo del último año, la pareja ha tenido que hacer frente a eventos especialmente duros. El grave accidente de moto de Joaquín supuso una larga y complicada recuperación, con múltiples operaciones. A ello se sumó la dolorosa pérdida de la madre del arquitecto, un acontecimiento que, lejos de unirlos, terminó por introducir una tensión casi insostenible. "Cuando pasan cosas así, la convivencia se hace más costosa y difícil, y eso fue lo que empezó a romper lo que teníamos", explicó.
Consciente de cómo las circunstancias personales y emocionales habían transformado la convivencia en algo cargado y difícil de sostener, Joaquín tomó la iniciativa de crear distancia. Decidió mudarse con sus hijos, en un gesto que esconde tanto amor como responsabilidad. No quería convertirse en una carga para Raúl, ni perpetuar una situación que, lejos de ayudar a ambos, solo aumentaba el sufrimiento y el agotamiento emocional.
Vidas nuevas que parten del respeto
Tanto Joaquín como Raúl han optado por alejarse de la exposición pública y cuidar la privacidad que siempre defendieron, incluso cuando los focos estaban puestos firmemente sobre ellos. El contacto entre ambos es ya mínimo y se han relegado a la cordialidad. "No hay puerta abierta a la reconciliación, al menos por ahora. Me toca aprender a vivir este duelo y reinventarme", confesó.
Ambos protagonistas encaran esta nueva etapa con la madurez que da el haber superado grandes desafíos. Joaquín se vuelca ahora en su trabajo creativo y la relación con sus hijos, centrado en recuperar su fuerza y su ilusión desde un espacio propio. Por su parte, Raúl invierte su esfuerzo en su carrera televisiva, buscando también reinventarse y crecer en su ámbito profesional. "A veces la vida pone pruebas muy duras que ni el amor más fuerte puede superar", reflexionó el arquitecto.