La presentadora ha hablado del año más complicado de su vida y de cómo ha renunciado a tomar pastillas.
Falta muy poco para que se cumpla un año de la muerte de Álex Lequio, y Ana Obregón, su madre, sigue envuelta por un profundo dolor desde su pérdida. Pero a pesar de todo ha demostrado que es una mujer fuerte y que ha encontrado en su familia su mejor refugio en momentos tan duros como este.
Ahora ha concedido una entrevista a Vanity Fair en la que ha contado cómo se encuentra y cómo ha vivido su pérdida. La actriz ha reconocido que en este es un momento muy vulnerable para ella. "Me morí el día que se fue mi hijo. Me morí", ha dicho contundente, algo por lo que sigue echándole de menos en cada paso que da. Pero con el optimismo que le caracteriza, ha añadido: "Sé que voy a renacer, pero estoy muerta. Aunque por otro lado, fíjate, me siento muy libre porque ahora no tengo miedo a nada". Para ella la muerte de su hijo es lo peor que le ha pasado en la vida, y que a partir de ese momento siente que todo lo malo que venga no llegará a ser tan doloroso.
Ana Obregón ha comentado que en ningún momento ha querido tomar pastillas por temor a depender de ellas, y sobre superar la muerte de su hijo ha añadido: "Tengo que hacerlo sola y poco a poco sé que lo voy a conseguir. Es como cuando voy a casa de mis padres, bebo un poquito de vino en la comida y veo que estoy un poco mejor. Estoy en un momento muy vulnerable. Si yo empezara ahora con el vino o las pastillas, no me los quitaba nunca".Se siente muy arropada
Como no quiere ayudarse de pastillas para encontrarse mejor ha optado por rodearse por las personas que la quieren, por su familia y sus amigos que están siempre que los necesita. Por otro lado, tampoco falta como apoyo el padre de su hijo, Alessandro Lequio, y de personas que no conoce pero que le envían todo su cariño. "Tengo una bandeja en la cocina llena de telegramas de gente que no sé ni dónde contestarles. Si me voy a mi WhatsApp, 207 mensajes sin abrir", ha añadido.