Galería: Bautizo de la nieta de Ana Obregón
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Ana Obregón ha vuelto a posar para ¡Hola! en lo que podría ser su último verano en El Manantial, la casa familiar de Mallorca que construyó su padre y que ahora está en proceso de venta. Lo ha hecho acompañada de Anita, su nieta de dos años y cinco meses, en un reportaje cargado de emoción, recuerdos y nuevas ilusiones. " Me da muchísima pena que se venda esta casa. Va a ser difícil y duro, pero entiendo a mis hermanos", confiesa.
En la entrevista, Ana comparte cómo ha cambiado su vida desde la llegada de Anita, a quien llama "Anita Dinamita" por su energía desbordante. "Tiene más energía que la de su padre, y él tenía mucha, y la mía juntas", dice entre risas. La rutina diaria comienza temprano, con biberón, paseos por el jardín, baños en la piscina y carreras bajo los aspersores. "Corremos las dos como si estuviéramos en Cantando bajo la lluvia", cuenta.
Posado de Ana Obregón junto a su nieta Anita | Foto: ¡Hola! La actriz reconoce que ha cambiado sus prioridades: " Con Anita he hecho lo que no pude hacer con mi hijo: estar la mayoría del tiempo con ella ". Aunque sigue trabajando en televisión, ha reducido su actividad para no perderse nada. " Me ofrecen muchas cosas, pero no dejaría a Anita por nada del mundo ", afirma. También admite que ahora se cuida más, con la esperanza de vivir muchos años junto a su nieta.
Uno de los momentos más emotivos del verano fue la visita de los amigos de Aless de la Universidad de Duke. " Le dije que eran los amigos de papá, y todos los días me pregunta cuándo vuelven ", relata Ana. La conexión entre Anita y su padre es evidente: " Es clavada a él, también en personalidad. Si alguien dudaba, se ha tenido que callar, porque es un clon".
A pesar de la luz que ha traído Anita a su vida, Ana no oculta que las noches siguen siendo difíciles. "Cuando Anita está dormida, me viene todo lo que contengo durante el día. Son noches muy oscuras. El dolor se puede apaciguar con amor, pero sigue mordiendo tan intensamente que te corta la respiración".
Un legado que continúa
Ana Obregón reflexiona sobre el paso del tiempo, el arrepentimiento y el amor. " De lo único que me arrepiento en esta vida es de todas las horas que trabajé en lugar de estar con mi hijo ", confiesa. Ahora, con Anita, revive momentos que no pudo disfrutar con Aless. "A veces se me va la cabeza. El otro día, la persona que trabaja en casa me dijo: 'La estás llamando Aless' ".
En este verano de despedidas y nuevos comienzos, Ana resume su historia con una frase que lo dice todo: " Como la mujer que vivió intensamente, que murió con su hijo y que resucitó con su nieta ".
