La televisión en España ha apostado a lo largo de la temporada por testar numerosos formatos internacionales, como es una técnica habitual. Entre todos los que se han puesto en marcha, los de cambio de vida se han llevado la palma. Centrados en el aspecto físico, enfocados ya sea directamente a cambiar de imagen o en relación a su peso, han copado especialmente las cadenas nacionales pertenecientes a la era TDT (Ten, DKiss, Divinity...).
Estados Unidos y su producción televisiva son los que más han conseguido explotar esta segunda faceta de cara a los espectadores, ofreciendo un singular entretenimiento no exento de polémica. El poder que tiene la imagen para generar estereotipos es uno de sus principales problemas, el seguir convirtiendo el peso de una persona en algo de lo que se deban avergonzar o de lo que deben olvidar más allá de ser algo saludable, el segundo.
En Bekia, para profundizar en el asunto, hacemos un repaso de los programas de pérdida de peso que más controversia han creado con sus emisiones. Es a través de los problemas que plantean como mejor se puede reflexionar sobre la posibilidad de que fomenten gordofobia, entendida como la posible discriminación a una persona por el mero hecho de tener sobrepeso o no entrar en el estándar de peso establecido por la sociedad y propiciar el hecho de que se pierda por los demás.
Las razones, el principal detalle a valorar
Uno de los aspectos que más hay que cuidar a la hora de realizar este tipo de formatos son las razones por las que se busca perder peso. Es habitual ver a participantes que, aunque pueden llegar a comprender que la salud es lo primero, quieren despedirse de sus kilos porque el resto de la sociedad no lo acepta. El primer ejercicio que hay que hacer es inculcarles una vida sana para ellos, y no para los demás.
Refiriéndonos directamente a ejemplos, uno de los programas que más ha dado que hablar en este sentido, y que más debate ha generado entre nutricionistas, psicólogos y críticos televisivos alrededor del mundo ha sido el presentado y capitaneado por Khloe Kardashian. Bajo el título 'Revenge Body' ya desde el principio deja claro la motivación central para con los participantes: venganza.
De hecho es habitual que la presentadora, para conocer más detalles de la historia de los que allí se presentan, les lance la siguiente pregunta: ¿de quién quieres vengarte más?. Un peligro de cara a los espectadores más moldeables, afectados por su imagen y/o por su peso, que vean aquí una motivación.
¿Es necesario ser el que más pierde?
La competición ha llegado hasta los formatos de pérdida de peso. De hecho, el mejor representante de esto, el más actual y longevo, se encuentra en 'The Biggest Loser'. La mecánica es muy sencilla: personas con sobrepeso, distribuidas en dos grupos, compiten por ser "el que más pierde". De hecho, en cada programa se somete a la báscula a cada uno de los participantes, se contabiliza la pérdida de peso general del grupo y, del perdedor, el que menos haya dejado por el camino abandona la competición televisada.
Con un premio metálico final, el problema de esto radica en el hecho de tener que perder más que los demás, en convertirlo en algo de lo que sacar premios y ejercer una necesidad de dejar kilos atrás porque sí. Cierto es que aquí los tiempos son más amplios, casi un año de competición, y siempre tienen supervisión tanto de entrenadores como de nutricionistas, pero no se debería tratar de enfrentar a la gente, sino de darles herramientas para mejorar su calidad de vida independientemente de lo que suceda a su alrededor.
Aunque no ha tenido muchas críticas, en el 2014 fue el año en el que más polémica se levantó. La ganadora del formato en esa edición preocupó a todos habiendo pérdido casi el 60% del peso con el que se presentó en un año, pasó de 117 kilos a cerca de 48 aproximadamente.
Resultados casi mágicos
La magia no existe, y en la pérdida de peso tampoco. Ha sido difícil ver en la pequeña pantalla un formato que mostrara lo real que hay tras estos cambios, el tiempo que se necesita para llegar a donde se busca y todo lo que implica. Lo que está claro es que no todas las personas son iguales y, por lo tanto, pueden tener los mismos resultados. Sin embargo, en estos formatos de cambios el resultado final siempre es satisfactorio y casi milagroso. Aunque ayudan también el maquillaje y el look final elegido, siempre, tras unos meses a tope, se consigue lo buscado.
El tener el peso adecuado es casi una carrera de fondo, no lográ más el que corre más rápido, sino el que es más constante. Uno de los fallos que más muestran es enseñar cómo cambiar en poco tiempo pero no cómo lograr mantenerse, cómo continuar después que las cámaras se apagan. Cualquiera de los programas anteriormente mencionados pueden ser reflejo de esto. Aunque también hay que reconocer que no todo es malo, que también hay formatos que se adentran más allá de ello.
En este caso se encontraría, por ejemplo el formato 'Mi vida con 300 kilos'. Aquí los casos no pueden ser más extremos, en muchas ocasiones de vida o muerte, y se ponen en manos de médicos por ser casos de gran gravedad. Que no es fácil conseguir los propósitos queda demostrado al ver la frustración de estas personas para lograr una operación que les salvará de todo. La segunda parte de este programa, que muestra el después, demuestra que no todo es tan idílico.
